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sábado, 16 de febrero de 2013


Chapa, el fotógrafo que retrató a ocho presidentes de Bolivia

OFICIO Llegó al Palacio Quemado en 1986 y desde entonces acompañó a los primeros mandatarios del país.

Tatiana Sanabria / La Paz - 16/02/2013



    Hizo de la fotografía su oficio y pasión y del Palacio de Gobierno su segundo hogar. José Lirauze, más conocido como ChapaChapas Chapatín, es el fotógrafo que siguió de cerca los pasos de ocho presidentes del país, desde 1986, cuando Freddy Alborta dejó esta responsabilidad en sus manos.

    Pasó 27 de los 36 años de su vida de fotógrafo como testigo silencioso de los humores, preferencias y caprichos de Víctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora, Gonzalo Sánchez de Lozada, Hugo Banzer Suárez, Jorge Tuto Quiroga, Carlos Mesa, Eduardo Rodríguez Veltzé y Evo Morales, en la actualidad.

    Permanecer en las planillas todos estos años fue una suerte de supervivencia, especialmente porque algunos de los mandatarios decidían convocar a sus propios fotógrafos. En esos casos, y sin reparos, Chapa compartía el puesto sin temor a perder su trabajo.

    “Nunca he tenido un aval político y siempre he trabajado como si no cambiaran los presidentes, aun cuando traían a su gente y sus fotógrafos”, comenta.

    A la distancia es fácil reconocerlo por su estatura de no más de 1,65 metros, su frondoso y oscuro cabello y su distintivo bigote, apenas matizado con unas cuantas canas que delatan las seis décadas de su vida.

    Antes de ocupar ese puesto, Chapatín trabajó como reportero gráfico en los periódicos El Diario, Hoy y Presencia, cubriendo el área de política. Ése fue su primer acercamiento a este recinto emblemático de la plaza Murillo, donde atesora incontables anécdotas.

    Por ejemplo, recuerda a Paz Estenssoro como un hombre muy austero y puntual. “No perdonaba los errores de sus ministros. Una vez destituyó a uno de ellos por agredir a un policía de tránsito y a otro por presentarse borracho al Congreso Nacional”, cuenta.

    Jaime Paz Zamora era un mandatario al que le gustaba viajar a Tarija, organizar guitarreadas los fines de semana y siempre tenía lista una variedad de tragos, y con preferencia un buen singani.

    También describe a Sánchez de Lozada como un hombre de buen comer y cuya esposa, Ximena, organizaba cenas de lujo con chefs internacionales.

    De Hugo Banzer menciona que no dejaba pasar la oportunidad de fumar un cigarrillo o un puro, cuidando que su esposa no lo viera.

    De Tuto Quiroga guarda menos anécdotas; sin embargo, recuerda que fue una época en la que tuvo muchos viajes al exterior y que era un hombre que le gustaba trotar y hacer ejercicio.

    Durante sus dos años de gestión, Carlos Mesa fue bastante exigente con su trabajo y cuando lo llamaba para reclamarle por la calidad de algunas fotos, Chapa sólo atinaba a decir que no tenía los equipos necesarios para tomarlas como él quería.

    Y recuerda a Eduardo Rodríguez Veltzé como un mandatario serio, respetuoso, sencillo. Interactuó poco con él.

    Algo diferente le sucede con el actual Presidente, quien se caracteriza por ser muy madrugador y activo en su agenda. “A veces estamos en cinco ciudades en un día entregando obras”, asegura.

    Fue con este Gobierno que conoció pueblos y comunidades a las que jamás imaginó llegar. Pero tanta actividad también afectó su salud. Cansado por la saturada rutina, esta vez fue él quien pidió la asistencia de otros fotógrafos.

    “Vino un extranjero, pero no aguantó el ritmo del Presidente porque es muy cansador. Así que ahora somos cinco fotógrafos que nos turnamos para los viajes y eventos que se presenten”, dice.

    Y aunque en muchas oportunidades compartió la mesa del almuerzo con estos gobernantes, su norma fue siempre guardar distancia y respeto para no parecer untirasacos.

    Pero ver de cerca la vida de estos presidentes lo convenció de que gobernar no es tarea fácil. Esto lo comprobó, particularmente, con Goni, de quien guardaba dos fotografías: una con el cabello negro y, nueve meses después, totalmente canoso. Después de mostrárselas, el Mandatario lo tomó con humor y ambos se rieron de la anécdota.

    La vuelta al mundo

    Ser fotógrafo de presidentes también le permitió conocer y retratar personalidades distinguidas como Nelson Mandela, Bill Clinton, el emperador japonés Akihito , Fidel Castro y Juan Pablo II.

    Cuando estuvo en Cuba, no sólo retrató a Fidel Castro, sino que reveló los negativos de su cámara analógica para regalarle las instantáneas. Después de este encuentro, logró posar junto a este ícono de la revolución del país caribeño.

    También pisó suelo extranjero en incontables oportunidades. Estuvo por todos los países de Sudamérica y algunos de Centroamérica, Europa y Asia.

    Pese a que estos años de experiencia fueron, en definitiva, por demás enriquecedores, también le pasaron la factura, a tal punto de que proyecta llegar al final de su carrera dentro de un año.

    Entre tanto, y mientras le alcancen las fuerzas, Chapa permanece en el mismo lugar de siempre, alimentando día a día la pasión que lo llevó a hacer historia en medio de personajes a los que inmortalizó “con un disparo”.

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